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No es época buena para los restauranteros, si
para las tradiciones populares
Por: Laura Roldan
San Matías Tlalancaleca,
Pue.- Pese a la baja respuesta de la gente a las ventas del comercio relacionado,
el pueblo celebró sus fiestas patronales, con festejos paganos y religiosos, Arturo
Vázquez Chávez, Presidente de la Cámara Nacional de la Industria de
Restaurantes y Alimentos Condimentados (CANIRAC) en San Martín Texmelucan
asegura que este año, a diferencia de otros no repunto el ramo, no obstante la
gente se dio cita en la plaza para vivir sus tradiciones de carnaval y en sus
casas para ser anfitriones con un rico plato de mole poblano.
Como cada 24 de febrero, los
habitantes de San Matías abrieron las puertas de sus casas, desde el fin de
semana anterior, para recibir a los visitantes, La construcción del nuevo
templo católico en la antigua cancha de futbol resulto, a decir de muchos,
insuficiente para albergar a visitantes y lugareños que asistieron a presenciar
los sacramentos del Bautismo y Primera Comunión, Gloria Hernández comentó que
desde el 2 de febrero se notó que sería insuficiente el nuevo templo, “no
cupimos con nuestros niñitos, se alquilaron 500 sillas y ni cabían” advirtió,
los visitantes de cada año, como Baltazar Hernández, recordaron con nostalgia
aquellas tardes de futbol donde ahora hay un altar lleno de flores y rindiendo homenaje al sacerdote "Padre Ramiro" cuyos restos mortales se encuentra ahi, donde muchos domingos el futbol afianzo su relación con la feligresía.
Contrastaban las
instalaciones de la feria, poco concurridas, con la algarabía de las casas que
con mesas instaladas en el patio y en el comedor albergaban a infinidad de
visitantes, quienes conocedores de la buena cocina, saben que en Tlalancaleca
se elabora uno de los mejores moles poblanos, toda vez que, con San Rafael
Tlanalapan, es una de las regiones productoras del mejor chile poblano, que
convertido en chile pasilla es uno de los principales ingredientes del mole; al
final de la tarde todos esperaban asistir al gran baile de feria que sería
amenizado por el “Acapulco Tropical”.
Entre el ruido de los cohetes
y la música de la danza de los segadores, Arturo Vázquez refiere que la gente
instalada en el área de puestos de la feria se queja de las bajas entradas,
asegura que le confiaron que en años anteriores las ventas habían sido mejores,
lo atribuye a la crisis económica, los lugareños lo atribuyen a que todos están
festejando en casa, esperan que la venta vespertina y nocturna regrese el
optimismo a los comerciantes pues es la hora de la mayor congregación en torno
al festejo, en esos momentos nadie cuestionaba la renovación de la plaza, ni
las dudas que dejo el saliente gobierno priista, a pocos les interesó que el
recién llegado, Oscar Anguiano, será presidente municipal por tercera ocasión,
solo le concedieron el beneficio de la duda, el pueblo estaba de fiesta.
Viene en camino la temporada
de Carnaval y CANIRAC ya cuenta con presencia en San Martín, Huejotzingo y San
Matías, y aunque 31 afiliados esperan un buen año para la industria
restaurantera, su representante reconoce que no son días de bonanza económica para
el sector, lo reafirman las mesas vacías de la cafetería del quiosco de
Tlalancaleca, recién adquirida por Vázquez Chávez mediante una licitación del
gobierno municipal, al tiempo refrenda el compromiso de servicio y calidad para
los comensales recordando que observan las disposiciones legales y en especial
las del sector salud, para garantizar lo propio a sus visitantes.
Mientras tanto, Don Tomas
Aguilar Pérez, oriundo de San Matías, recuerda la esencia de la danza de los
cegadores, cuando en tiempo de los hacendados, los llamados negros trabajaban
para la ciega del trigo, su infame tarea de sol a sol consistía en cegar,
arpillar y trillar el trigo, mientras las “maringuillas” (mujeres y niñas
familiares de los trabajadores) ofrecían agua y comida a los cegadores, al
rayar el sol y con la hora de la paga, los patrones hacendados, al centro de la
plaza buscan argumentos para despojar de su dinero a los trabajadores, además
de no dar un pago justo y si un trato inhumano a sus cegadores.
Entre acordes de música don
Tomas Aguilar recuerda que fue capataz en el año de 1966, en ese entonces la
plaza era de tierra, muy emocionado platica como los trabajadores lo doblegaron
y lo hicieron morder el polvo, cuenta la representación que al final se revelan
los trabajadores, corren al capataz y queman al patrón, todo ocurre al caer la
tarde y se trata solo de una típica representación bailable en el marco de las
fiestas de Carnes Tolentas que se avecinan, el eco de los recuerdos se pierde
en el bullicio del festejo los adultos añoran tiempos pasados, los niños
esperan para subir a los juegos mecánicos, una Bandera Nacional ondea en la
plaza principal, justo hoy en su día, San Matías bendice a sus fieles, la tradición
continua.
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