Por: Laura Roldán
“Como te vez me vi… como me
vez….. Te verás”
Pocos son los Texmeluquenses que saben de la existencia y de las necesidades de 10 ancianas en busca una vida digna, en el ocaso de
esos tantos años acumulados que
las ubican en la tercera edad, ellas quieren compañía, solidaridad, cariño, y de vez en
cuando satisfactores materiales y atención medica, los menos: las familias
cercanas a las Damas Vicentinas que trabajan arduamente para colectar recursos
materiales y económicos que les permitan terminar un velatorio en el Asilo de
San Vicente de Paul, allá en la Colonia La Santísima.
De acuerdo a la proyección demográfica del Consejo nacional de Población
(CONAPO) para 2020 en México habrá 14 millones de adultos mayores, lo que
representa en 12.1 por ciento de la población total; actualmente del total de la población, de nuestro país,
9.4 millones son adultos mayores, muchos de ellos victimas del maltrato y del olvido
familiar y social, no obstante en esta ciudad existe una esperanza para ellos.
Esta es la historia de dos grupos de mujeres, las que acompañan y las
que son acompañadas: alrededor de 20 mujeres Texmeluquenses, son las que
acompañan y quienes durante muchos años
han trabajado voluntariamente en el Asilo
con la misión de ayudar al necesitado no solo en el asilo, también
ofrecen servicios médicos, sicológicos y de estomatología, próximamente el
Asilo contara con una Capilla Velatoria
que les permitirá tener ingresos para cubrir las necesidades materiales
de las ancianas, a mediano plazo también ofrecerá el servicio de cuidar y
atender a personas de la tercera edad por espacios cortos sin que
necesariamente sean huéspedes definitivos.
El primer viernes de cada mes se reúnen las Vicentinas a organizar su
trabajo, a rendir cuentas de las colectas que de manera permanente efectúan en
Texmelucan, todas coinciden en reconocer y agradecer el apoyo, el gran corazón
y la bondad de muchos ciudadanos, quienes de manera anónima, aportan en especie
o en efectivo para el mantenimiento del gasto corriente del Asilo. Y el 27 de
septiembre realizan su gran colecta anual, también celebran un novenario de
misas en honor del Santo Patrono San Vicente de Paul y por la intercesión de
todos los benefactores.
Ahora las Vicentinas están trabajando para concluir su capilla y ampliar las instalaciones con la construcción
de 3 cuartos independientes, así ofrecer el servicio de cuidados a familias que
tengan la necesidad de dejar a su
anciano por una noche, un día, o varios
días, mientras realizan viajes, o acuden a atender diversos compromisos
sociales, de esparcimiento o de trabajo, para ello apelan a la buena voluntad y
al buen corazón de los ciudadanos que quieran hacer sus aportaciones en
efectivo.
Vocación de Servicio
Hoy las damas Vicentinas argumentan que es necesaria la presencia de
gente nueva, joven y con vocación de servicio para apuntalar esta tarea de
beneficio social: “Minita Farfán fue la última de la generación fundadora y ya
murió” dice Concepción Moreno al tiempo de reiterar de manera abierta este
llamado a la sociedad.
Heriberta Delgado Hernández, Vicepresidenta del Patronato Vicentino, no
duda en reconocer la riqueza de ese trabajo que les permite tocar corazones;
Martha Elba Ramos Gómez, asegura que su trabajo como Secretaria del patronato
requiere de mayor difusión para que sea más el apoyo, en cambio Bertha Reynoso
asegura que el voluntariado es una tarea extra igual de importante que las
tareas que cualquier madre de familia debe realizar en casa.
Para Estelita Vázquez y Vázquez, hacer sus guardias de servicio durante
5 años le dan una gran satisfacción ya que con convicción y dedicación puede
ayudar a ancianas que nunca pensaron enfrentar así la soledad; “Les da gusto cuando vienes a jugar con
ellas y les dices que no van a estar solas, las jóvenes que vienen deben hacer
su apostolado y también ayudarnos a difundir este trabajo para que venga más
gente” dice María Trinidad López Álvarez, al tiempo de asegurar que su
trabajo es apenas un granito de arena.
Hilda Tostado Ortega asegura que el servicio en el asilo es una
oportunidad para amar a sus semejantes y recuerda que su Suegra Herminia López
de Delgadillo (q.e.p.d.) fue quien la invitó a participar y hoy se siente feliz
porque puede ayudar a las ancianas “que
necesitan amor, servicio, lealtad, humildad” dice. En cambio María Isolina
Rivera Ruiz convencida de su labor comenta que
hace 6 años fue Secretaria del Patronato, pero siempre será soldado del
servicio y con gusto relata detalladamente su jornada en el servicio de ropería
de las ancianas, el cual consiste en zurcir, lavar, atender el bazar para
obtener más recursos para las ancianitas.
Disciplinadas, puntuales, todas trabajan de manera coordinada, Mary
Macías es la enfermera encargada de clasificar los medicamentos del dispensario
y bañar diariamente a las ancianas, en cambio Olga Cano Apanco y Leticia
Vicente Vázquez son las encargadas del mantenimiento del hogar y de la cocina
siempre con la supervisión médica para cuidar la salud de las señoritas de otra
época.
Mayra de la Luz, vinculada con los trabajos de tesorería invita a la
gente a donar, “…pañales son los más costosos, de preferencia en forma de
calzón, hay ancianitas que aun son autosuficientes para ir al baño, pero deben
usarlos,” dice y contrasta su trabajo con el de Elia Ruiz Ramírez quien es la
encargada de la atención espiritual, organizar la misa mensual, asistir con la
comunión semanal, cuidar que nada falte en la despensa, esa es su
responsabilidad.
María Antonieta Callejas Fajart, médico de profesión, mujer solidaria y
conocedora de todas las historias de las ancianas que han vivido en el asilo,
fundadora del dispensario y entregada de tiempo completo a su profesión, feliz
de haber curado los cuerpos y aprendido a curar las almas: “voy a hacer 30 años
en
octubre de este año, me realice como profesionista, como cristiana, aprendes
de ellas, son historias muy tristes, recuerdos fuertes desde su niñez, se
reflejan en su edad adulta, “ con la sonrisa a flor de piel la doctora reconoce
el apoyo de 2 psicólogas en la
ampliación de servicios médicos, iniciaron con medicina general, hoy ofrecen
servicio de nutrición, psicología, estomatología, reconoce las amplias necesidades de la comunidad y también
la solidaridad ciudadana que regala medicamentos “esto es una cadena de
favores” dice al agradecer el invaluable apoyo gratuito de un sinfín de médicos
especialistas, labortoristas, farmacéuticos, ciudadanos, que la han acompañado
a lo largo de esta historia.
El Consejo Nacional de Evaluación de la Política Social (CONEVAL) ha
reportado que el 80 % de adultos de edad avanzada en México vive con alguna
carencia económica y social y que el 82.2 % experimenta algún grado de pobreza
multidimensional, que les impide disfrutar de una vida digna y decorosa; que
sólo el 17.2% de personas de la tercera edad no vive en condiciones de pobreza
y/o de vulnerabilidad social; que sólo el 20% percibe alguna pensión por alguna
institución de seguridad social, cuya retribución es tan baja que les impide
solventar integralmente sus gastos; esto
nos habla que hay ya, un empobrecimiento crónico de hombres y mujeres este
grupo de edad, que por supuesto afecta más a las mujeres; y que obliga al
Estado a generar condiciones para que los adultos mayores, justamente disfruten
de una vida digna y decorosa.
Mujeres Acompañadas.

En estos momentos, en la cercanía inmediata,ya en la tercera edad,
apenas diez de ellas, en San Martín
Texmelucan, aprenden a adaptarse a su vida, a veces aflora el mal humor y el
reclamo por su soledad, por las limitaciones físicas, se revelan, sonríen, bordan
sus recuerdos entre hilos multicolores, cantan, comen despacio y como bebes, a
veces son presas del desasosiego y del descontrol, hay que ayudarlas a llevarse
las pequeñas raciones de alimentos a la boca, hay que tenerles mucha paciencia,
hay que saber escucharlas, entenderlas y acompañarlas, así son ellas, todas
unas reinas, señoritas antiguas, mujeres de muchas décadas, en espera de la
solidaridad ciudadana.