miércoles, 17 de julio de 2013

MUJERES SOLIDARIAS, MUJERES DE TRABAJO

 

Por: Laura Roldán
“Como te vez me vi… como me vez….. Te verás”
Pocos son los Texmeluquenses que saben de la existencia  y de las necesidades de 10 ancianas  en busca una vida digna, en el ocaso de esos  tantos años  acumulados que  las ubican en la tercera edad, ellas quieren  compañía, solidaridad, cariño, y de vez en cuando satisfactores materiales y atención medica, los menos: las familias cercanas a las Damas Vicentinas que trabajan arduamente para colectar recursos materiales y económicos que les permitan terminar un velatorio en el Asilo de San Vicente de Paul, allá en la Colonia La Santísima.
De acuerdo a la proyección demográfica del Consejo nacional de Población (CONAPO) para 2020 en México habrá 14 millones de adultos mayores, lo que representa en 12.1 por ciento de la población total; actualmente  del total de la población, de nuestro país, 9.4 millones son adultos mayores, muchos de ellos victimas del maltrato y del olvido familiar y social, no obstante en esta ciudad existe una esperanza para ellos.
Son mujeres solas, dice Concepción Moreno Soto, Presidenta del Patronato del Asilo de San Vicente de Paul: “Eva es sordomuda, la mandaron de Puebla y no tiene familia, a ella siempre le gusta estar sentada al sol en uno de los jardines, Carmen, Lochita y Nieves no tienen familia, otras si tienen familia, pero las visitas cada vez son más espaciadas, a Petrita a veces la visita su familia; a Margarita la visita su ahijada y a Jose la viene a ver su hijo, no me explico por qué esta aquí…”.
Esta es la historia de dos grupos de mujeres, las que acompañan y las que son acompañadas: alrededor de 20 mujeres Texmeluquenses, son las que acompañan y  quienes durante muchos años han trabajado voluntariamente en el Asilo  con la misión de ayudar al necesitado no solo en el asilo, también ofrecen servicios médicos, sicológicos y de estomatología, próximamente el Asilo contara con una Capilla Velatoria  que les permitirá tener ingresos para cubrir las necesidades materiales de las ancianas, a mediano plazo también ofrecerá el servicio de cuidar y atender a personas de la tercera edad por espacios cortos sin que necesariamente sean huéspedes definitivos.
El primer viernes de cada mes se reúnen las Vicentinas a organizar su trabajo, a rendir cuentas de las colectas que de manera permanente efectúan en Texmelucan, todas coinciden en reconocer y agradecer el apoyo, el gran corazón y la bondad de muchos ciudadanos, quienes de manera anónima, aportan en especie o en efectivo para el mantenimiento del gasto corriente del Asilo. Y el 27 de septiembre realizan su gran colecta anual, también celebran un novenario de misas en honor del Santo Patrono San Vicente de Paul y por la intercesión de todos los benefactores.
 
Ahora las Vicentinas están trabajando para concluir su capilla y  ampliar las instalaciones con la construcción de 3 cuartos independientes, así ofrecer el servicio de cuidados a familias que tengan  la necesidad de dejar a su anciano por una noche,  un día, o varios días, mientras realizan viajes, o acuden a atender diversos compromisos sociales, de esparcimiento o de trabajo, para ello apelan a la buena voluntad y al buen corazón de los ciudadanos que quieran hacer sus aportaciones en efectivo.
Vocación de Servicio
En San Martín Texmelucan, el Asilo de San Vicente de Paul, empezó a ofrecer sus servicios al inicio de la década de los 80´S, pero la historia refiere a Damas Vicentinas en esta ciudad desde 1906 y el reglamento  vigente a este día, exige una estancia de 15 a 30 días para que las ancianas, luego de ser evaluadas por la Doctora que desde hace 30 años ha trabajado en el mismo, se ajusten a su nueva vida y se dispongan a vivir con sus compañeras.
Hoy las damas Vicentinas argumentan que es necesaria la presencia de gente nueva, joven y con vocación de servicio para apuntalar esta tarea de beneficio social: “Minita Farfán fue la última de la generación fundadora y ya murió” dice Concepción Moreno al tiempo de reiterar de manera abierta este llamado a la sociedad.
Heriberta Delgado Hernández, Vicepresidenta del Patronato Vicentino, no duda en reconocer la riqueza de ese trabajo que les permite tocar corazones; Martha Elba Ramos Gómez, asegura que su trabajo como Secretaria del patronato requiere de mayor difusión para que sea más el apoyo, en cambio Bertha Reynoso asegura que el voluntariado es una tarea extra igual de importante que las tareas que cualquier madre de familia debe realizar en casa.
 
Para Estelita Vázquez y Vázquez, hacer sus guardias de servicio durante 5 años le dan una gran satisfacción ya que con convicción y dedicación puede ayudar a ancianas que nunca pensaron enfrentar así la soledad; “Les da gusto cuando vienes a jugar con ellas y les dices que no van a estar solas, las jóvenes que vienen deben hacer su apostolado y también ayudarnos a difundir este trabajo para que venga más gente” dice María Trinidad López Álvarez, al tiempo de asegurar que su trabajo es apenas un granito de arena.
Hilda Tostado Ortega asegura que el servicio en el asilo es una oportunidad para amar a sus semejantes y recuerda que su Suegra Herminia López de Delgadillo (q.e.p.d.) fue quien la invitó a participar y hoy se siente feliz porque puede ayudar a las ancianas “que necesitan amor, servicio, lealtad, humildad” dice. En cambio María Isolina Rivera Ruiz convencida de su labor comenta que  hace 6 años fue Secretaria del Patronato, pero siempre será soldado del servicio y con gusto relata detalladamente su jornada en el servicio de ropería de las ancianas, el cual consiste en zurcir, lavar, atender el bazar para obtener más recursos para las ancianitas.
Disciplinadas, puntuales, todas trabajan de manera coordinada, Mary Macías es la enfermera encargada de clasificar los medicamentos del dispensario y bañar diariamente a las ancianas, en cambio Olga Cano Apanco y Leticia Vicente Vázquez son las encargadas del mantenimiento del hogar y de la cocina siempre con la supervisión médica para cuidar la salud de las señoritas de otra época.
Mayra de la Luz, vinculada con los trabajos de tesorería invita a la gente a donar, “…pañales son los más costosos, de preferencia en forma de calzón, hay ancianitas que aun son autosuficientes para ir al baño, pero deben usarlos,” dice y contrasta su trabajo con el de Elia Ruiz Ramírez quien es la encargada de la atención espiritual, organizar la misa mensual, asistir con la comunión semanal, cuidar que nada falte en la despensa, esa es su responsabilidad.
El Asilo de San Vicente de Paul está ubicado en la Calle Estado de Michoacán esquina con Estado de Snora, Colonia la Santísima, su teléfono es 012484840741 de San Martín Texmelucan, Puebla  y tiene sus puertas abiertas en espera de todos aquellos que quieran sumar su solidaridad.
María Antonieta Callejas Fajart, médico de profesión, mujer solidaria y conocedora de todas las historias de las ancianas que han vivido en el asilo, fundadora del dispensario y entregada de tiempo completo a su profesión, feliz de haber curado los cuerpos y aprendido a curar las almas: “voy a hacer 30 años en
octubre de este año, me realice como profesionista, como cristiana, aprendes de ellas, son historias muy tristes, recuerdos fuertes desde su niñez, se reflejan en su edad adulta, “ con la sonrisa a flor de piel la doctora reconoce el apoyo de 2 psicólogas en  la ampliación de servicios médicos, iniciaron con medicina general, hoy ofrecen servicio de nutrición, psicología, estomatología, reconoce las  amplias necesidades de la comunidad y también la solidaridad ciudadana que regala medicamentos “esto es una cadena de favores” dice al agradecer el invaluable apoyo gratuito de un sinfín de médicos especialistas, labortoristas, farmacéuticos, ciudadanos, que la han acompañado a lo largo de esta historia.
Mujeres Acompañadas.
El Consejo Nacional de Evaluación de la Política Social (CONEVAL) ha reportado que el 80 % de adultos de edad avanzada en México vive con alguna carencia económica y social y que el 82.2 % experimenta algún grado de pobreza multidimensional, que les impide disfrutar de una vida digna y decorosa; que sólo el 17.2% de personas de la tercera edad no vive en condiciones de pobreza y/o de vulnerabilidad social; que sólo el 20% percibe alguna pensión por alguna institución de seguridad social, cuya retribución es tan baja que les impide solventar integralmente sus gastos;  esto nos habla que hay ya, un empobrecimiento crónico de hombres y mujeres este grupo de edad, que por supuesto afecta más a las mujeres; y que obliga al Estado a generar condiciones para que los adultos mayores, justamente disfruten de una vida digna y decorosa.
En estos momentos, en la cercanía inmediata,ya en la tercera edad, apenas diez de ellas,  en San Martín Texmelucan, aprenden a adaptarse a su vida, a veces aflora el mal humor y el reclamo por su soledad, por las limitaciones físicas, se revelan, sonríen, bordan sus recuerdos entre hilos multicolores, cantan, comen despacio y como bebes, a veces son presas del desasosiego y del descontrol, hay que ayudarlas a llevarse las pequeñas raciones de alimentos a la boca, hay que tenerles mucha paciencia, hay que saber escucharlas, entenderlas y acompañarlas, así son ellas, todas unas reinas, señoritas antiguas, mujeres de muchas décadas, en espera de la solidaridad ciudadana.
 















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