jueves, 20 de enero de 2011

19 DE ENERO U N DIA COMO CUALQUIERA EN TEXMELUCAN

Por: Laura Roldán
San Martín Texmelucan, 20 de enero.-En el recuento de los daños y el avance de la reconstrucción de San Martín texmelucan a un mes de la tragedia en la que según la historia oficial 30 ciudadanos murieron debido a una ordeña en los ductos de PEMEX, la vida cotidiana abrumo a los ciudadanos y el tiempo fue muy corto para resarcir el daño moral y  material que la paraestatal perpetró  en las vidas de este pueblo.
Ante la acostumbrada indiferencia de las autoridades municipales, los medios de comunicación nacional, estatal y local hicieron sus notas y refrescaron la memoria con cualquier cantidad de datos duros, imágenes y audios que dieron paso a ese recuento en el que la gran coincidencia fue el repudio para una empresa paraestatal que mas ocupada en asumir su responsabilidad, se ha dado, mejor, a la tarea de justificarse inventando una historia de ordeña clandestina que absolutamente nadie acepta.
El Presidente municipal, Noé Peñaloza, se limitó a hacer una triste reunión con sus directores en donde el  tema fue alistar todo lo necesario para la entrega recepción de la administración municipal que a decir de su director de recursos humanos iniciará, de acuerdo a la ley, el día 15 de febrero de 2011, pensando ilusamente que con eso se deslindarán de sus responsabilidades legales y morales con los texmeluquenses.
Ni un pronunciamiento, ni un boletín de prensa, nada, el silencio, la indiferencia, la indolencia, la irresponsabilidad, la obsesión porque el extranjero ese concluya la nivelación y la pista los preparativos para que el 11 de febrero inaugure oficialmente su único sueño ¿hecho realidad? La Mega unidad deportiva cimentada en  negocios desconocidos y en determinaciones unipersonales, fieles al estilo del munícipe, todos acostumbrados a la presencia de Sedesol y Pemex que acamparon en el edificio de la comuna para hacer su trabajo.
En la calle, los comercios y los escolapios apresuraron su paso para cumplir con su jornada desde temprana hora, las dobles filas de estacionamiento en las calles no se ausentaron ayer, como tampoco los problemas de vialidad y el “pásele pásele“en los establecimientos comerciales que ofrecen de a $ 18.00 el medio kilo de limón con semilla, alto precio que contrasta con los diez pesos por un kilo de jitomate y 15 pesos por tres kilos de mandarinas en el mercado Domingo Arenas.
El complejo Cultural reinicia sus actividades de manera parcial sin pena ni gloria con una actividad de la respectiva zona escolar en donde los alumnos demuestran sus habilidades de oratoria, pero el resto de ciudadanos no podrán retomar sus actividades pues los salones de ese inmueble permanecen llenos de víveres y enseres que no acaban de ser entregados a sus destinatarios, pues la indolencia de los responsables es más grande que la responsabilidad que debieran tener para hacer es entrega.
En las frías horas de la tarde un grupo de ciudadanos sedicentes afectados por las explosiones del 19 de diciembre marcharon por las calles de San Martín, ante la indiferencia de muchos, para exigir la reubicación de Pemex y la justicia de todos, argumentando que con un documento entregado al próximo Gobernador, Rafael  Moreno Valle, podrán soñar que esa justicia llegará.
Los Carrasco, maestros de toda la vida, si en cambio, se dieron tiempo y  tuvieron la suficiente responsabilidad y voluntad  para hacer un homenaje a los bomberos de Texmelucan y a una alumna fallecida el 19 de diciembre Elizabeth Dávila Romero, quien ya no pudo recibir su titulo en l Normal Cinco de Mayo, la justicia póstuma de esa tarde a manos de sus mentores arranco lagrimas de familiares y amigos ahí reunidos quienes dicen que ni el dinero, ni el homenaje devolverá la vida a esa joven familia, la impotencia ante la realidad volvió a cimbrar a Texmelucan.
José Luís Martínez, el bombero de toda la vida en Texmelucan, sin mostrar cansancio en su discurso procedió a emitirlo por enésima vez con los ojos perdidos en el infinito y más allá, recordando su vida clamando por la justicia, deseando que los bomberos sean apoyados ¡ahora sí!, por un ornamental patronato, por la sociedad, por el gobierno que está por venir, por Dios, por lo ¡que sea! Pero no pierden la esperanza y saben que aun cuando esto no suceda, durante las primeras horas de la mañana siguiente y siempre estarán listos a morir en el intento a no ser apoyados ni reconocidos.
En la zona cero, los marchantes dicen que huele a miedo, que huele a muerte, los medios de comunicación se apresuran a levantar su imagen y su audio, un niño juega con la manta de la consigna que argumenta que no solo los de un edificio de San Damián están lastimados, las mujeres gritan y otros las callan, caminan en silencio por la calle de la tragedia luego de que el profesor Fermín Damián Ramírez Hernández hace la remembranza de nuestras tragedias con el vecino incomodo y el silencio no es tal, pues las historias que se tejen en Texmelucan retumban en los oídos de todos, muchas historias, todas con su verdad todas en busca de un hilo conductor para ser conocidas más allá del trabajo mediático.
Ahí a lo lejos una vieja cansada y encorvada se detiene a ver el panorama con una enorme luna llena ayudando a ver en la oscuridad, con un bastón en la mano derecha y una bolsa de mandado en la izquierda ve como su hija se quita el uniforme naranja de “empleo temporal” pues ya cumplió con el jornal de limpieza en las inmediaciones de la zona de la explosión y escucha y ve y asegura que nada volverá a ser igual, “por lo menos con esto ya tuvimos para medio comer, mañana quien sabe”, todos hacían sus actividades… fue un día más..

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