Como sabemos, la educación
superior se concibe como uno de los activos
más valiosos de la sociedad, sus beneficios sociales son múltiples, ya que
a la par de favorecer la movilidad y cohesión sociales, resulta un
elemento crucial para impulsar el desarrollo de los países. De ahí la
urgencia de atender la insuficiente cobertura y calidad de la educación
superior en México.
Este
tema en particular forma parte de la agenda de trabajo de las y los candidatos
del Partido Revolucionario Institucional, ya que es en la Cámara de Diputados y
Senadores en donde podemos dar el sentido que requieren las transformaciones y
regulaciones de la educación superior.
¿Qué
nos dicen los datos duros sobre el estado de la educación superior en el país?
La
cobertura total de la educación superior en México alcanza el equivalente
a 3 de cada 10 jóvenes de 19
a 23 años. En los países más avanzados los niveles de
cobertura se elevan a 60 ó 70%; nos superan incluso países de desarrollo
relativamente similar como Argentina y Chile.
El gasto federal en educación superior fue en el año
2010 de 113 mil 789 millones de pesos. Cifra que de acuerdo con los analistas
representó el 0.65% del PIB, cuando el mínimo deseable debe ser del 1%.
El total de maestros en
Licenciatura Universitaria y Tecnológica en el país es 261,652 docentes (ciclo
2010-2011). Se estima que uno de cada cuatro son profesores de tiempo completo
y 7 de cada diez tiene estudios de posgrado.
Las metas de crecimiento de
este nivel educativo que se tienen previstas nos ofrecen retos y áreas de
oportunidad importantes en distintos aspectos:
Primero, la aspiración de equidad en la educación superior, implica esfuerzos
importantes por incorporar a más estudiantes de escasos recursos y con
discapacidad. Mi compromiso es: asegurar
el sostenimiento y ampliación del sistema de becas.
Segundo, para lograr la matrícula en educación superior,
se debe asegurar el acceso universal y la eficiencia terminal en el
bachillerato. Mi compromiso es fortalecer
las diversas modalidades para realizar estudios de educación superior, tanto en
licenciatura como en posgrado, ampliando las modalidades semi presenciales y
virtuales, pero asegurando la calidad de los estudios; por ello buscaré
estandarizar los requisitos académicos de cada nivel.
Tercero,
la expansión de la matrícula implica incrementar la demanda de profesores.
Mi compromiso es asegurar que 90% de las y los docentes tengan estudios de
posgrado, con apoyos reales para su superación, y que se instrumenten procesos
de evaluación para que sólo las y los mejores docentes estén frente a los
grupos.
Cuarto,
la globalización exige crecer sustancialmente en materia educativa. Muchas de
las personas que tienen algún grado académico, al migrar a otro país, no les es
reconocido su nivel de estudios. Mi compromiso es promover convenios con un
mayor número de países para que el grado académico adquirido en México, pueda
ser reconocido y revalidado en otros países.
Quinto,
una exigencia presente desde hace años es acercar y adecuar la oferta educativa
a las necesidades del sector productivo. Mi compromiso es buscar la
flexibilización de programas y contenidos, y sobre todo fomentar el empleo de
las y los nuevos egresados con estímulos fiscales atractivos para los
empleadores y fijar cuotas de contratación de nuevos egresados en las
instituciones públicas.
Existen
otra serie de condicionantes para pensar en una educación superior de calidad,
que son compromisos de mi Partido y míos en lo particular:
1)
Las mujeres aumentaron más de 300% su matrícula en educación superior en la
década de 1980 al año 2000; sin embargo, no han existido políticas públicas de
apoyo a las mujeres que se traduzcan en guarderías y ludotecas, flexibilidad de
horarios y opciones de educación a distancia que permitan no truncar los
estudios.
2)
Respecto a los grupos más vulnerables como la población indígena y las personas
con alguna discapacidad no intelectual, se requiere también una serie de
acciones que van desde ampliar el número de universidades interculturales,
adecuar la infraestructura de los espacios educativos y dotarles de
herramientas para acceder a la
Universidad virtual.
Para
lograr todo lo anterior: me comprometo asegurar –tal como lo establece la Plataforma Política
de mi partido- que se destine el 1.5% del PIB a la educación superior; y ,
armonizar, integrar y actualizar el marco jurídico que rige a la educación
superior, asegurando la calidad, la equidad y la pertinencia.
En lo personal considero que
el país demanda al sistema educativo cumplir con su papel estratégico para el
desarrollo de la nación, a fin de atenuar la desigualdad social. Sólo con
capital humano preparado será posible hacer del nuestro uno más productivo y
competitivo; las y los mexicanos debemos ser capaces de desempeñar las
actividades que exige nuestro propio desarrollo, de cara a una sociedad en
proceso de democratización y globalización.
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